Muchos Mundos es un proyecto editorial nacido en pandemia. Imaginado, soñado, deseado una y mil veces por quienes hacemos parte. Conjurar el encierro es el primer libro digital que gestamos, que tramamos, que inventamos e invitamos a otres a sumar sus aportes como antídoto contra el aislamiento, desde la creación artística.
El Conjuro ya tomó forma y es lo que sigue a estas palabras de presentación y agradecimiento. La convocatoria que lanzamos como botella al mar encontró del otro lado un montón de personas y colectivos escribiendo, dibujando, jugando, creando. En fin, inventando muchos mundos para transitar estos tiempos anómalos.
Hay infinitos modos de adentrarse en este libro. No es necesario seguir una lectura lineal ni consecutiva de sus páginas. También se puede elegir cualquiera y sorprenderse con lo que depare la opción azarosa de un número. Hacemos propia la consigna del viejo Antonio, para quien la lucha -y los libros- son como un círculo: se pueden empezar en cualquier punto, pero nunca termina.
Esperamos/deseamos que quienes se sumerjan en la lectura de este conjuro encuentren ecos que les resuenen, que les interpele, que no les sea indiferente. Que con-mueva, que movilice, desbarajuste certezas e incite al encuentro con otres. En definitiva, de eso se tratan los conjuros, fórmula mágica para ahuyentar el mal. La invitación es a ensayar hechicería colectiva y hacernos parte de un diálogo que nos trascienda y exceda, para resistir y re-existir, para vivir y soñar, para seguir creando muchos mundos, más urgentes que nunca, aquí y ahora.
Un convite a leer(nos) mutuamente, para conocer(nos) y (re)conocernos. Conjuro editorial iniciático, habitado por la trashumancia nuestroamericana y plurinacional, tejida de texturas y territorios varios, de imágenes y palabras andantes, de sentires y haceres múltiples, que dislocan tiempos y cuestionan fronteras. Intergaláctico y con los pies en la tierra. Con un sinfín de alas e infinitas raíces. Plagado de fuego y de agua, para encender utopías y nadar a contracorriente. Porque no hay posibilidad de conjurar el encierro sin actos de libertad, pero tampoco sin la igualdad como punto de partida.
Y por qué no, también de llegada.
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